Tiene 7 años de que publiqué una entrada en este "Blog". No puedo garantizar que volveré a escribir aquí de manera regular, pero vale la pena mantener este sitio como un testigo de comentarios históricos y sobre todo, incómodos. Debe entenderse que no sostengo ya muchas de las perspectivas vertidas entre notas compartidas, ensayos y comentarios que aquí se pueden encontrar. Aunque tampoco es que haya dado un giro de 180°, algunas de mis opiniones hoy en día me parecen estúpidas, así que sirva esto como descarga de responsabilidad por todo lo que aquí se puede encontrar. Advertidos estéis todos.
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Una serie "Adolescente" hasta el hartazgo. La temática central se plantea desde el primer episodio, así como la manera en que se desarrollará: una atractiva pero insegura adolescente ha decidido acabar con su vida sin dejar una “nota” explicando sus motivos. La serie consiste de una historia “actual” que se desarrolla a tirabuzón entremezclada con “flashbacks” que ilustran la narración de unas cintas (cassettes) que la conflictuada adolescente ha dejado grabadas, no para mitigar el dolor de sus padres y seres queridos, sino para hostigar a quienes, de alguna u otra manera, ella considera, contribuyeron de manera sustancial a que tomara la decisión de acabar con su existencia. 7 cintas por ambos lados, salvo el lado “B” de la última cinta, contienen las 13 “razones” del por qué de su suicido, así como el título de la serie.
La historia “actual” sigue la desesperante e histriónica odisea de un joven física y socialmente torpe que “trata” de terminar de escuchar las melodramáticas cintas, tras recibirlas y no entender por qué, a pesar de que se le menciona reiteradamente (y hasta el cansancio) que termine de una … vez de escucharlas todas para conocer la respuesta. Esa impaciencia es típica de adolescentes. Las histéricas interrupciones del protagonista sirven para que la historia “actual” se desarrolle, en la que además de la exhibición de las reacciones del personaje (principalmente a raíz de una “misteriosa” culpa), se presentan las también “misteriosas” reacciones de otros estudiantes que, se da a entender, también son mencionados en las cintas, aunque exactamente quiénes sí y quienes no están en las cintas no es algo que termine de conocerse sino hasta avanzada la serie. Poco a poco se van revelando las motivaciones de los adolescentes estigmatizados por las cintas, que sin embargo (spoiler) no son psicológicamente consistentes de los primeros episodios a los últimos, tomando en cuenta que cada uno de los involucrados ya ha escuchado la cinta y por lo tanto conocen toda la historia y las “razones”, que básicamente consisten en lo que cada uno de ellos “le hicieron” (o no) a la difunta estudiante, hecho que nos permite no accidentalmente suponer (spoiler: erróneamente) que ellos son culpables de su muerte.
El desarrollo de la historia actual depende sustancialmente del dramatismo del personaje principal, para poder ir construyendo lentamente (demasiado lentamente) un ambiente pesado y moralista en el que además se muestran los detalles de la vida cotidiana en una típica prepa suburbana de estados unidos, los cuales, según cuentan las leyendas, parecen estar aceptablemente bien representados.
La historia que cuenta la protagonista en sus cassettes representa la “versión de Hannah” (como se llama la adolescente) sobre una sucesión de eventos acontecidos a lo largo del último año de su vida, desde que llegó a la ciudad donde se desarrolla esta historia. Estos episodios siguen la vida de una Hannah que vive tratando de encontrar gente que cumpla con sus expectativas y definiciones de amistad, y que al no hacerlo y/o traicionar la desbordada confianza que deposita en ellas (hasta aquí, cosas bastante típicas de la adolescencia), le sirve para justificar su melodramático proceder. Aparte de los juicios primarios sobre las acciones/inacciones de sus pares (y de alguna que otra figura de autoridad o apoyo), la historia nos muestra buena parte de la mojigata moralidad de la adolescente respecto a diversos temas que son tocados con mayor o menor profundidad y que se relacionan con las problemáticas típicas de los adolescentes de hoy en día.
Esta perspectiva moralista de la vida es imprescindible para entender las “razones” de Hannah, pues sólo tienen sentido bajo esta óptica. Así mismo, parte consistente de ellas tiene que ver con la característica “corrección política” (la ridícula y absurda importancia de las formas sobre el fondo).
No criticaría la actuación de los padres de Hannah, (spoiler) quienes como es de suponer desde el principio, están más relacionados con el fatídico desenlace que los lerdos adolescentes, y la mayor parte de la serie (como el 80%) se encuentran básicamente desconcertados e ignorantes de las razones de su hija para cometer semejante acto de estupidez y egoísmo, y se limitan a buscar respuestas y, razonablemente, culpables, esto como parte de la historia “actual”.
Conforme nos vamos acostumbrando a las representaciones entremezcladas del pasado y presente de Hannah y compañía, sus dilemas, juicios y hasta crímenes, la serie apresura el paso (tardíamente), y finalmente revela la verdadera razón del suicido, en donde se pone de manifiesto la inconsistencia en la actitud de los compañeros al principio de la serie, quienes con tal de no echar a perder la linea argumental, en los primeros episodios no mencionan el verdadero dilema que enfrentan, y que sí discuten explícitamente al final, no sin antes recurrir a prácticas de hostigamiento criminal contra el protagonista para encubrir acciones no-criminales (en su mayoría) de ellos, y los crímenes del líder deportivo quien, por cierto, ni enterado está de las razones de quienes le rodean, sin aparentemente importarle tampoco bajo la excusa del “hagan lo que quieran mientras no me perjudiquen”.
Gran parte de la serie parece versar alrededor de la temática del “bullyng” y las actitudes que todos tomamos ante éste, pero realmente se centra más en la incansable búsqueda de pureza por parte de la suicida protagonista, sirviendo más como un trasfondo que le sirva para acentuar la gravedad de su fracaso que como un tema primario en el desenlace.
Con todo, la serie intenta mostrar un aspecto de la realidad de los adolescentes suburbanos estadounidenses, a través de una narrativa a la que no le faltan las típicas representaciones de la cultura estadounidense como la estratosférica importancia de la imagen y el individualismo en su sociedad, la inexistencia de un sistema de educación superior público y de calidad, lo buenas personas que son las víctimas (y a veces hasta los victimarios), y hasta la tan de moda lucha de los micro-empresarios contra los grandes conglomerados comerciales.
El peligro de la serie es que recurre a un discurso de culpabilización generalizada consistente con un estoicismo arcaico; el mensaje a los padres no es muy claro pues parece tener como moraleja para ellos que aunque sientas que te comunicas con tus adolescentes y les pongas “límites”, ellos de todas formas terminarán involucrándose en todo tipo de tonterías y un día puede que se corten las venas cuando menos te lo esperes (y no sólo figurativamente, como suelen hacer). Para los sistemas de educación tampoco parece tener un mensaje claro, salvo que tal vez deberían conseguir gente que sí tenga un título en psicología para colocar en los puestos de acompañamiento y consejería, ya que (spoiler) la persona en ese puesto en la serie, quien pudo evitar la “tragedia”, no supo reaccionar adecuadamente, y no por mala fe, sino por falta de una formación humanista más profunda (lo cual estaba lejos de ser apreciado por la propia protagonista, no sólo por su inmadurez, sino principalmente por el alterado estado de “ultimatum” en que ya estaba cuando acudió a buscar ayuda). Le pondría un 6/10.
(Continúa de la parte anterior) AMLO se encontró con que un proyecto radical de Nación no podía aplicarse debido a nuestra extrema dependencia económica a EU, y que como presidente no le sería posible llevarla a cabo, por lo que ha diseñado una política más que nada práctica, llena de razones sociales con las que pretende sentar las bases para hacer un verdadero cambio en México. Por eso su proyecto no es estrictamente de izquierda, pero su arribo representa la primera decisión del país que podría encaminarnos a una nación más equitativa, justa, segura, democrática y libre. Su propuesta además, representa la única propuesta económica diferente al nefasto Neoliberalismo, que desde tiempos de De la Madrid nos ha sumido en el atraso y el estancamiento económico. El impecable manejo de la economía en el DF es muestra de que su proyecto es totalmente sustentable; el crecimiento de la deuda ha pasado del 14% en 2000, al –3.3% en 2004 y -0.44 en 2005, y ha mantenido el crecimiento del PIB por
Ahora, la traslación de la teoría político filosófica a la realidad mexicana: La revolución socialista de 1910 en México, la primera en el mundo, representó un hito político. Sin embargo, en el transcurso de la misma, se degradó, y lo que no suele escribirse es que fue derrotada en absolutamente todos sus objetivos. La ganó el capital extranjero, el interés de Estados Unidos, como se hizo costumbre desde entonces. Aquél grupo de Sonora vino a formar la imagen que ahora se tiene de la revolución, un sueño que no se realizó y que se convirtió en pesadilla, dando origen al PRM. Los presidentes que vinieron después, representaban por sí mismos la política de su gobierno. Obregón, Calles, ambos tiranos adictos al poder y la opulencia. Lázaro Cárdenas, aunque no fue un santo, ni absolutamente todo lo que hizo en su mandato fue benéfico, representó esa última esperanza de progreso, independencia, libertad e igualdad social. Sin embargo, su proyecto no sobrevivió a su periodo, por miedo, presi
Lorenzo Meyer en el Reforma: La guerra no ha terminado. Si cuando despertemos de esta pesadilla la derecha sigue donde ha estado desde hace 66 años -en el poder- le conviene no confrontar a una izquierda que mantenga vivos agravios vistos como legítimos por una parte importante de la ciudadanía. Stalingrado. La ofensiva fue impresionante, el avance de la derecha fue rápido, pero la izquierda logró frenarla y ahora se apresta a la lucha casa por casa. No es lo que esperábamos pero es lo que tenemos. Las crisis si no destruyen, fortalecen. Ojalá. Y cuando despertemos, ¿realmente la derecha va a seguir ahí? Quizá sí, quizá no. La mañana del 3 de julio nos encontramos con lo impensable: un signo de interrogación se había levantado en ese lugar que por 66 años consecutivos han ocupado primero la derecha del PRI y luego la del PAN, pero donde muchos ciudadanos colocados en las zonas populares de nuestra sociedad se habían imaginado la posibilidad de ver a una izquierda desplazada del poder d
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