Sobre este blog: Enero de 2024.

Tiene 7 años de que publiqué una entrada en este "Blog". No puedo garantizar que volveré a escribir aquí de manera regular, pero vale la pena mantener este sitio como un testigo de comentarios históricos y sobre todo, incómodos. Debe entenderse que no sostengo ya muchas de las perspectivas vertidas entre notas compartidas, ensayos y comentarios que aquí se pueden encontrar. Aunque tampoco es que haya dado un giro de 180°, algunas de mis opiniones hoy en día me parecen estúpidas, así que sirva esto como descarga de responsabilidad por todo lo que aquí se puede encontrar. Advertidos estéis todos.

POLÍTICA I: Parte Filosófica...

POLÍTICA

Cuando se habla de la política se suelen dividir las posturas en una forma muy general entre “derecha, centro e izquierda”. Éstos no son más que motes de las doctrinas que forman a la política. Éstas a su vez son el resultado de la naturaleza humana en sí; la simple disyunción que siempre existirá entre cualesquiera dos individuos. Sin embargo, su evolución no es tan armónica. La “derecha” representa la parte de la ideología política fundada al mismo tiempo que la revolución francesa, a raíz de la cual, algunos pensadores manifestaron su desacuerdo con los principios filosóficos de ésta. Más concretamente, Edmundo Burke. Y la dicha doctrina tiene diversos estatutos principales, pero característicamente la oposición a todo cambio radical e intenso, lo cual está fundamentado a su vez en estatutos que son interpretaciones muy singulares de la doctrina cristiana (San Agustín Corpus mysticum Christianorum, etc). El conservadurismo, en su más positivo sentido ha sido a lo largo del tiempo el regulador del cambio que las doctrinas liberales radicales buscaban, y el encargado de discernir las ideas que pueden resultar precipitadas, y de controlar su ejecución. Surge a raíz del más impactante cambio político que actualmente nos afecta, la ya mencionada Revolución Francesa, debido a que ésta causó destrozos y Edmund Burke advirtió que ese tipo de cambios pueden producir más destrucción de la que es aceptable. Claro, esto hace un llamado a retomar los ideales de antaño y defenderlos para evitar su ingenua destrucción. Sin embargo, no se opone eternamente al cambio, aunque su doctrina siempre rechazará los cambios inseguros.
La doctrina liberal (o más correctamente demo-liberal) retoma dos ideales fundamentales que propone, deben regular la convivencia del ser humano, y éstos son: la libertad, y la democracia. Locke y Rousseau establecieron las dos ramas que la conforman y Montesquieu fue quien le dio forma y nombre, para nacer en la realidad política a fines del siglo XVI en forma de la Declaración de Derechos del Hombre y Ciudadano, acompañada de una monumental revolución social, y representa el cambio que pretende apuntar hacia el avance y beneficio de la humanidad. Partiendo de la libertad individual y el postulado de que la política y el gobierno deben ser la voluntad del pueblo, propone siempre seguir un camino de cambios para perfeccionar la misma doctrina y a la sociedad. Sin embargo, no siempre abarca la realidad humana, aunque esto no lo detallaré más porque no es el carácter de éste discurso.
En México, ambas doctrinas se han manifestado desde el surgimiento de la nación como tal. La mayoría hemos leído las contiendas que estallaron antes y durante el periodo conocido como “la Reforma”. Tras ser invadidos consecutivamente, y haber tenido a ineptos presidentes, los líos políticos tuvieron lugar en nuestro país. Conocemos la odisea de Benito Juárez, la lucha por la defensa de lo que él consideraba correcto, pero pocos conocen realmente el pensamiento de Juárez; una de las más admirables mentes políticas de nuestra nación, no solo por la teoría, sino por la ejecución de la misma.
Siendo totalmente liberal, Juárez era muy estructurado, ordenado y sistemático. La legalidad era uno de los estatutos más apreciados por su ideología. Sin embargo, esto se presta a interpretaciones ingenuas o que denotan una muy deplorable comprensión de los hechos. La legalidad no significa atenerse a lo que un juez diga, porque de entrada, tiene una tendencia a ser ambigua mientras más subjetivo sea el asunto. Lo curioso es que Juárez establece sus leyes, o sea, no se conforma con las leyes ya escritas, sino que las modifica y reforma para que cumplan mejor el objetivo social que tienen.
Juárez creía que los ideales liberales guiarían a México hacia el bien común, la democracia y que el respeto a los derechos de los demás, o sea, en su completo sentido, la libertad, sería la pauta de la política y normatividad que la nación requería urgentemente.
Lo que ocurrió después de Juárez nos permite descubrir lo que la especie humana es en sí, que sin importa la ideología que supuestamente se tenga, siempre existe la predominante posibilidad de actuar por conveniencia personal, y no social. La ambición y el poder terminan corrompiendo a los gobernantes y a la sociedad. Desde entonces, se acabaron los políticos que creyeran en lo que decían, o por lo menos, los que creían y lograban las promesas que hacían. Con muy contadas excepciones, los políticos de nuestro país se han encargado de degradar el significado de la palabra que les da envestidura.
Entendiendo lo que es “conservador”, “liberal” y lo que ocurre en la práctica política humana, hay que analizar la en realidad no tan obvia relación con la “derecha” y la “izquierda”.
Fácilmente podríamos decir que la derecha representa el pensamiento conservador, y la izquierda representa el pensamiento liberal. Sin embargo, no es tan trivial. La verdadera definición de lo que es una corriente o partido de izquierda está en el contexto político y social de la nación. Siendo ciertamente análogas, la derecha y el conservadurismo no son lo mismo. La derecha no puede aceptarlo, porque la tesis conservadora simplemente no funciona como forma de gobierno, e inclusive resulta ridícula. Sin embargo, en la realidad, la derecha representa un conservadurismo implícito, ignorado y desconocido en sus términos filosóficos incluso por la mayoría de sus representantes. En cambio, la izquierda, pretenderá siempre ser liberal y demócrata, pero en la realidad, como ya quedó establecido, no es capaz de llevarlo a cabo en su totalidad.
Otra característica de esta clasificación de Izquierda o Derecha es que uno mismo no puede autonombrarse izquierdoso si en realidad se tiene pensamiento de derecha. La tendencia se gana como calificativo de las ideas que se tienen. Sólo si se es suficientemente honesto con uno mismo, es posible determinar la alineación propia.
Cabe aclarar, que la derecha no establece una sola ideología (como la conservadora), sino que parte de ahí para enmendarla indeterminadamente y de muchas formas, con tal de acercarla un poco más a lo que aparenta ser menos tonto. La izquierda también reforma y diversifica sus ideas, pero en este caso, no entra en conflicto con su teorema fundamental.

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